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Entonces un leproso se arrodilló delante de él y le dijo:

—Señor, si quieres, puedes quitarme esta enfermedad.

Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo:

—Sí quiero. ¡Sana ya!

En ese mismo instante se le quitó la lepra. Entonces Jesús le dijo:

—Mira, no se lo cuentes a nadie. Ve y preséntate ante el sacerdote[a] y da la ofrenda que Moisés ordenó. Esto servirá para que la gente compruebe que has sido sanado.

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Footnotes

  1. 8:4 preséntate ante el sacerdote La ley ordenaba que un sacerdote revisara a los leprosos cuando sanaran. Ver Lv 14:2.